la vida es clara, undívaga y abierta como un mar…”
Digo que desperté frágil, blanca o negra, añorando mi ciudad, el olor de sus árboles, de su tierra; los abrazos, la voz de los compañeros en tertulia con sus poemas, sus relatos, que nos abren sus almas, departiendo una copa de vino.
Te cuento que el aire no es el mismo, ni el cielo, ni sus ojos, ni su voz.
Hace seis años que viaje a una tierra con olor a café, sencilla y hermosa, camino sus calles empinadas, añorando las calles que transite aún en ocasiones inseguras, pero es mi ciudad, tengo que buscar el momento de volver para encontrarnos.